Regalos de un año que termina

El 2020 me ha regalado nuevos horizontes laborales. Empezó en el espacio de Nana Madres de día, ya trabajaba ahí el año pasado, pero la novedad es que lo hacía como mamá. Leo me había acompañado en mi panza durante todo el curso anterior, pero esta vez lo hacía al otro lado de mi piel. Fue una etapa llena de aprendizajes con mis compañeras y lleno de amor, risas y bailes con los niños y niñas que alegraban cada mañana y lo llenaban todo con su alegría, espontaneidad y luz especial.


Durante el confinamiento creé Infancia respetada. Quería un trabajo que me permitiera seguir tendiendo ingresos y, a la vez, que me permitiera seguir en Nana cuando se acabara la cuarentena.
Pero Nana no volvió, no se podía seguir donde estábamos y nuestros caminos profesionales se separaron.
Así que me dediqué de lleno a Infancia respetada. Creé el primer curso indicado especialmente para estudiantes de educación que crean en una escuela que mira a la infancia con asombro, amor y humildad.


Conocí a Marga y con ella empezamos los talleres equinArte. Un espacio mágico, donde el respeto es la bandera y el amor por todos los seres es nuestro lema. Donde no hay prisa, siempre hay comida rica y aprendizajes que llegan al alma.
Y este 2020 me ha hecho descubrir mi verdadera pasión, aquello que me tiene entusiasmada, estudiando y aprendiendo día a día. Primero de mi, cuidándome y dando lo mejor de mi para hacer un coaching amable, cercano, profesional y eficaz.
Acompañando a las personas a crear su realidad deseada.


Te acompaño a que despiertes todo lo que hay en ti, ilumines tu camino, encuentres equilibrio y a que conectes tu para qué, con aquello que da sentido a tu vida, con aquello que te motiva.

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