Una escuela con sabor a sal

Vivo en un lugar mágico rodeado por el mar.

La isla de la calma, la llaman.

Y tengo el inmenso placer, alegría y gratitud por formar parte de un espacio de aprendizaje donde la calma, el crecimiento personal, la alegría y la colaboración mutua son sus señas de identidad.

Una escuela cerca del mar, rodeada de naturaleza, en la que (en estas fechas) suenan
fuerte las chicharras.

Como cuando me acerco al mar

Cuando voy a la playa oigo las risas de los niños, me relajo, disfruto, observo, juego y
conecto con esa niña que fui y que aun vive en mí.

Y esta escuela sabe a mar… a risas, juegos, descubrimientos, aprendizajes
Una escuela mediterránea, que bebe del mar igual que escuelas de Italia, país bañado por las mismas aguas.

Una línea educativa basada en las enseñanzas de Loris Malaguzzi y María Montessori.
Donde el niño es el protagonista de su propio aprendizaje, donde se respeta y fomenta la autonomía.

Una escuela viva, respetuosa. Donde escuchamos con todos los sentidos, crecemos día a día y aprendemos de los verdaderos maestros, los niños.

Una escuela familiar, donde todos somos parte importante.

Donde el asombro y la belleza forman parte del camino hacia el aprendizaje.
Donde aprender desde el gozo. Donde poder ser y descubrirse.

Un aprendizaje integral, vivencial y constructivo.

Un aprendizaje con calma en la isla de la calma

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