Saliendo del hoyo

Creí que esta historia había acabado. ¿Dónde está la convicción de antaño? Esa que un día hizo que aborreciera la droga.
A veces pienso que no tengo remedio. ¿Qué me ocurre por dentro? La soledad me aterra, el tiempo me quema…
¿Cómo puedo dañarme tanto? Me duele ver lastimados mis brazos.

Y sin embargo, vuelvo a caer. Me abrazas con tu dulce engaño y sonrío. ¿Qué extraña fuerza me empuja hacia ti?

El “caballo… galopa fuertemente hacia mi corazón, las venas son su guía y me estremezco con él en mi interior.
Esa dulce mentira, esa muerte tan viva. Ese veneno que sabe a miel; ese beso sin despedida.

Un día despierto y crezco, llega la primavera y florezco. Me siento libre cual ave al viento.
Me entretengo con cualquier invento. Soy feliz pues ya no te tengo.

Con los días cojo fuerza y vuelo. Creo que puedo. Me siento alegre y sueño.
Un nuevo mundo me espera, una vida sincera.

Creo en el tiempo y el tiempo me espera pero pierdo fuerza.

Mis venas lloran sangre envenenada. Vuelve esa aguja clavada. Me da frío y a la vez la deseo.
Es un disfraz en el que creo.
¿Cómo enterrarte y desterrarte? ¿Cómo esperar que te marches?

Si cuando no estás te lloro y me hundo si no faltas.
Qué locura tan cuerda y qué cordura tan loca. Te quiero si te alejas y te odio si estás cerca.

¿Qué busca la gente con tu presencia? Como cuando el sol nos quema pero nos tumbamos en la arena.

Busca el placer en esa gota que se resbala por el filo de la aguja, busca tapar su angustia llenando de sangre la “chuta”. Busca borrar el odio empujando con furia el émbolo.

En ese momento todo es perfecto. La sangre danza libremente.
Pero sólo por un instante, luego la culpa vuelve a tu mente.

 

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